Inspirada la autora en una fotografía a cuatro cuadros estacionales… llega al otoño, el crujir de las hojas secas bajo sus pies, indica la madurez al sabor del cuerpo, que el tiempo añeja el mejor de los vinos, diluyendo prejuicios por la esencia y sus matices, bien sabe si bebe una copa acompañada o entre enigmáticas ráfagas sola y sus placeres.
Al conspirar el corazón con el cerebro, da vida al silencio que la abraza y empuña las letras con el aroma exquisito de la poesía y sus exuberantes ritmos internos creando “’Estaciones de una Dama“.
La belleza al amor y sus controversias, describen cómo «las arterias veneran linaje entre sus ríos, tocando el cielo y un infierno indefinido», ahí se desnuda el alma ante ilusiones perdidas o cobijadas, en un vuelo imaginativo de tentativas al «admirar el cielo su aparejo con el mar intenso, enamorados de ternura infinita».
Es el encanto de una mujer madura, que «bajo palmas la arrulla el cosmos, al diluvio de estrellas, un milagro perturba mirada, perdida entre troncos canta…» y Lorena Santiago, desborda poesía para hacerla tuya por siempre.